Super Soccer Blast. Antes del tiki taka, después de Naranjito

¿Cuál fue vuestra entrada a los videojuegos? Yo recuerdo muchos momentos, pero no me atrevo a ordenarlos cronológicamente. En uno de ellos subo a casa de mi vecino Joaquín, encendemos la PSOne e intentamos vencer a la inteligencia artificial de International Super Star Soccer Pro con el apoyo de su padre, que nos grita cual entrenador desde la banda que pasemos más la pelota en vez de intentar mearnos a todo el equipo rival. En otro, esta vez en mi propia PlayStation y en FIFA 99 —el de la portada de Morientes con cara de “por qué Luis Enrique no me pasa el balón”—, miro extrañado a la pantalla cuando marco un gol con cualquier jugador y a este, cuando sus compañeros le levantan en volandas, se le cambia la cara en mitad de la celebración. Sí, suelo ahondar mucho la nostalgia, pero esta vez la gente de Unfinished Pixel me lo ha puesto a huevo cuando al entrar en su web de Super Soccer Blast para recoger información para el análisis he leído la frase “Viaje en el tiempo a los juegos de futbol de los 80 y 90, antes FIFA y PES.

“Perdimos porque no ganamos.”

—Ronaldo Nazário.

Efectivamente, el título en cuestión recuerda a la simplicidad de los juegos basados en el deporte rey de entonces. Aquí nuestros jugadores no quieren saber nada de paredes, colas de vaca, ruletas ni eso de jugar con tres centrales y dos carrileros largos. En Super Soccer Blast podemos pasar raso, por alto o centrar, chutar a puerta y sprintar o hacer una entrada fuerte o leve en defensa —básicamente las mismas órdenes que Javier Clemente dio a los chicos de la selección española que disputaron el mundial de Francia del 98—. Los regates se hacen como los juegos anteriormente mencionados: siendo más rápido que el rival o cambiando de dirección bruscamente, como Caminero en la temporada del doblete. El hecho de que el balón siga de formas imposibles al  regateador ayuda bastante.

Y es que en todo momento se repele el realismo o la simulación. Sin posibilidad de elegir formación o estrategia, los 11 jugadores fijos para cada equipo saltan al campo, todos con las mimas estadísticas de velocidad, calidad y técnica, listos para sudar la gota gorda ya que no se puede hacer ningún cambio. En el juego no nos tenemos que preocupar por la salud de los futbolistas ni por el cansancio ya que no hay cambios ni lesiones. En las 5 horas que llevo jugadas el único fuera de juego lo tuve que forzar bastante —todo lo contrario que Alvaro Morata, que se le caen de los bolsillos—, y por muy criminal que sea la entrada el árbitro nunca enseña una tarjeta de color, aquí no existen —un poco la misma actitud con la que salía Pablo Alfáro a los partidos—. Para terminar con la acción en el terreno de juego, comentar que quizá se echen de menos más animaciones para todas las acciones en general —entiendo las razones de que no haya más y se agradece que se puedan meter golazos de chilena por la escuadra—, y que me ha sorprendido gratamente que cuando realizamos una acción de pase o chut se muestra el indicador de fuerza típico del género. La sorpresa a destacar es que, cuando se interrumpe la acción en cuestión, ya sea por una entrada o por mal timing, esta se quiebra, dando a entender que tendremos que volver a pulsar el botón correspondiente. Un detalle que ahora que lo he experimentado echaría  en falta en FIFA y PES.

“Hay que tener el máximo respeto a Lituania porque tiene jugadores internacionales.”

—Sergio Ramos

En lo correspondiente a los menus y modos de juego, Super Soccer Blast sigue la misma tendencia. Podremos disputar los partidos rápidos contra la máquina o contra otro jugador, crear nuestro propio torneo, equipo o jugador o participar en una selección de torneos y ligas inspiradas en las ya existentes, como la copa del mundo o la Champions League, pero adaptada a la cantidad de equipos que podemos elegir en el juego, un total de 9 equipos y 16 selecciones nacionales de todo el mundo sin licenciar —os quito unos segunditos de vuestro tiempo para recordar a Roberto Larcos, Von Mestelroum y a “La Brujita Revon”—. Elegimos modo, a continuación dificultad, duración de las partes, uno de los cuatro estadios y una de las cuatro pelotas y a jugar. Si somos completitas podemos ir a por los 16 logros del juego, pero sin modalidad online por ninguna parte, la gracia aquí va a estar en los piques contra nuestro nuestros amigos o familiares más pequeños en multijugador online.

Conclusión.

Super Soccer Blast rechaza todas las convenciones actuales de las sagas de simuladores de futbol a la vez que come de lo que estas sembraron hace más de 20 años —podemos elegir entre configuración del mando “Standard” o “Evolution”, haciendo alusión al mapeo de los botones en FIFA y PES respectivamente—. Unfinished Pixel aplica así lo que viene haciendo en sus anteriores juegos —Super Volley Blast y Super Tennis Blast—, simplificando el deporte y sirviéndoselo en bandeja como puerta de entrada a los más pequeños y pequeñas de la casa, lejos de micro transacciones y sobres de cromos.

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