Metal Gear Solid 3: Snake Eater
Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo queda dividido en dos bloques: Oriente y Occidente. El principio de una nueva era: La Guerra Fría.
En 1962, Estados Unidos recibe noticias que confirman que la Unión Soviética ha desplegado misiles nucleares en Cuba. El mundo vive bajo la amenaza constante de una guerra nuclear. Después de complicadas negociaciones, los soviéticos por fin acceden y retiran los misiles de la isla.
Sin embargo, la resolución oficial de aquella crisis no ocurrió como nos cuentan en los libros de Historia. Dentro de este tenso marco histórico se construye de manera emocionante el argumento de Metal Gear Solid 3: Snake Eater. Para muchos, entre los que me incluyo, el auténtico clímax dentro de la saga creada por Hideo Kojima.
El acuerdo para la retirada de aquellos misiles se produce gracias a una condición: Nikolai Stepanovich Sokolov, un científico desertor ruso, tiene que volver a la Unión Soviética. El gobierno americano accede sin saber que Sokolov es el diseñador de un arma nuclear de gran poder destructivo. Al darse cuenta de la gravedad de la situación, la CIA ingenia un plan para capturar al científico soviético y devolverlo a suelo estadounidense para truncar el inicio de una nueva era del terror.
La unidad de élite secreta FOX, al mando de un antiguo miembro del SAS, envía a un solo hombre para que se infiltre en territorio enemigo en una misión en solitario, apoyado únicamente por radio por el resto de su equipo.
De esta forma comienza uno de los mejores videojuegos que he jugado en una consola de sobremesa. No solo es el estupendo argumento que posee, posiblemente el más emocionante de toda la serie con permiso de Metal Gear Solid, de PSX. Los nuevos elementos que introduce en la jugabilidad mejoran la famosa fórmula de sigilo que caracteriza a esta veterana serie.
Metal Gear Solid 3 es un juego de aventura y acción 3D que nos permite experimentar la emoción de una misión de infiltración en territorio enemigo. La supervivencia en la zona de combate es uno de los elementos principales en los que se basa el juego, pudiendo realizar distintas acciones para ello, como por ejemplo: cazar, saquear y boicotear almacenes de provisiones del enemigo, alimentarte, curar tus heridas y utilizar los entornos con los distintos camuflajes para pasar desapercibido. La infiltración y el sigilo son los pilares sobre los que se asienta la experiencia y con Naked Snake las cotas de realismo y detalle suben un nuevo nivel gracias a estas novedades.
Además de todas las acciones y posibilidades que ya pudimos experimentar en Sons of Liberty y Twin Snakes, se suma otra gran novedad, que junto al uso del camuflaje sirve como seña de identidad para esta entrega. El discípulo del legendario héroe The Boss, que había servido durante varios años en los Boinas Verdes, es un especialista en misiones encubiertas y está entrenado en las CQC. Una técnica que desarrolló junto a The Boss y que podemos aplicar sobre los enemigos, potenciando de este modo el ataque cuerpo a cuerpo dentro de un nuevo escenario: la jungla.
Su mecánica es similar a entregas anteriores pero con algunos matices interesantes. En esta ocasión desaparece el radar de acuerdo a la tecnología de la época en la que se ambienta pero introduce un sensor de movimiento. Disponemos de un pequeño porcentaje en pantalla que nos indica la efectividad del camuflaje que llevamos en cada momento, así como una barra de estamina. Adaptarnos para sobrevivir en la jungla es la premisa y para ello también contamos con un nuevo elemento, el cuchillo.
El componente de gestión que se introduce en el inventario también resulta un acierto y potencia la sensación de supervivencia. A través de un sencillo menú podemos localizar nuestras heridas activas para tratarlas y así evitar los efectos negativos sobre el cuerpo de Naked Snake. Alimentarnos para recuperar salud y resistencia resulta vital. Los alimentos que obtenemos de la caza podemos almacenarlos para consumirlos después, pero son caducos. Debemos tener precaución con lo que ingerimos porque también puede afectar a nuestro rendimiento.
El avance por el escenario vuelve a ser un estupendo y divertido reto de habilidad. En esta ocasión el entorno principal cambia por un ambiente selvático, más acorde con el elemento supervivencia que caracteriza a MGS3. Una vez más, tenemos que evitar el enfrentamiento directo, infiltrarnos sin ser vistos evitando elementos que puedan delatar nuestra posición: patrullas enemigas, la hojarasca del suelo cuando avanzamos o las marcas de nuestras pisadas en zonas pantanosas.
Metal Gear Solid 3: Snake Eater realmente no se desmarca en demasía respecto a otros capítulos, en términos jugables. La cronología de la saga siempre ha jugado a su antojo a la hora de descubrirnos su complejo argumento. Sin embargo, este juego es el comienzo de todo, el inicio de Big Boss, y muy posiblemente el capítulo de mayor carga emocional, una vez más, con permiso de Solid Snake. Los acontecimientos de los que eres testigo en este videojuego quedan grabados a fuego en tu retina, y resuenan repletos de épica gracias al acompañamiento de una brillante banda sonora creada por Harry Gregson-Williams.
Todo lo que viene después de lo anteriormente citado, es una demostración prácticamente perfecta de lo que debe ser una gran relato de acción, capaz de entrelazar en su argumento hechos históricos con elementos de ficción y algunos puramente fantásticos. Una historia de honor, sacrificio y amor sostenida por un elenco de personajes inolvidables, con héroes y villanos que protagonizan momentos realmente memorables que desembocan en uno de los mejores finales que he visto en un videojuego.
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