Jesús Gómez - Ikai, terror en el Japón feudal
La llegada de Halloween ha sido el impulso que necesitaba para hablar de IKAI, uno de los juegos nacionales que más me ha gustado este año. Desarrollado por Endflame y publicado en marzo del presente 2022 en todas las plataformas, se trata de un juego de terror psicológico ambientado en la época del Japón Feudal.
En Ikai controlamos a Naoko, una sacerdotisa que se ha quedado a cargo del santuario, mientras el sacerdote principal, su tío, ha ido al pueblo cercano debido a los fuertes rumores que informan sobre la presencia de espíritus malignos. Lejos de ser rumores, dichos espíritus se hacen presentes en el propio lugar de culto y Naoko se verá obligada a acabar con la amenaza que estos suponen.
Solos en el santuario
Lo primero que nos llamará la atención cuando juguemos a Ikai es el espectacular apartado técnico. No solo en cuanto a potencia, también el excelso diseño del santuario japonés en el que comenzaremos nos dejará con la boca abierta. El videojuego tiene un desarrollo bastante lineal, pero en sus primeros compases nos ofrece la posibilidad de explorar el pequeño santuario para deleitarnos con su ambientación.
Sin ser un gran conocedor de la cultura japonesa – y mucho menos de la época feudal – en Ikai todo evoca a tierras orientales; desde lo más evidente, como es la arquitectura de los edificios, hasta los objetos más irrelevantes como lámparas, mesas o cualquier utensilio. También el juego de luces y sombras está implementado a la perfección: notaremos una agradable sensación de tranquilidad cada vez que encenderemos una lámpara y pasaremos de estar en la total penumbra a poder ver nuestro entorno.
El apartado sonoro, que en el género del terror adquiere una importancia capital, cumple con creces. No tanto por la presencia de un buen acompañamiento musical, sino por la ausencia de este. Habrá largos momentos de silencio musical que solamente se verán interrumpidos por diferentes ruidos que nos pondrán en constante tensión. Se nos helará la sangre cuando escuchemos pisadas que se acercan, puertas que se abren o cualquier sonido de origen desconocido.
El trabajo de documentación y ambientación realizado por Endflame también se aprecia en el diseño de los enemigos. Estos están basados en los Yokai, espíritus y seres sobrenaturales del folklore japonés. Algunos son antropomórficos, pero otros son monstruos aterradores que nos devorarán si nos despistamos. Uno de los extras principales del juego es, de hecho, la posibilidad de recoger hojas con información de los Yokais existentes.
Sellos y puzles
Por el santuario hay espíritus deambulando que pueden acabar con nosotros con facilidad si nos enfrentamos cuerpo a cuerpo con ellos. De modo que tendremos que movernos con sigilo y, cuando sea posible, escribir un sello para protegernos o para enviarles de vuelta al más allá.
La mecánica del sello es, de largo, lo que más asusta del juego. Pongámonos en situación: estamos corriendo porque hemos visto a un Yokai con aspecto de querer pasárselo bien con nuestro cerebro y, de repente, entramos en una habitación con una mesa y tinta para escribir. Empuñamos el pincel y, con un movimiento de cámara, el punto de vista pasa a estar perpendicular, mirando directamente a la mesa, para que podamos dibujar los trazos de forma precisa y correcta.
Este momento, en el que solo vemos la mesa y la hoja en blanco, es el más terrorífico del juego. ¿Por qué? Porque sabemos que el monstruo está cerca, que nos está buscando y, aunque no podemos verlo, podemos escucharlo. Escribimos el sello con las pulsaciones altísimas por el miedo de ser atacados y aniquilados en cualquier momento. Curiosamente, nunca me han matado mientras dibujaba un sello, pero sigue siendo el momento de más tensión de toda mi experiencia en Ikai.
Más allá de los sellos, en Ikai nos enfrentaremos a numerosos puzles y no siempre de fácil solución. He leído críticas que lamentan que estos sean algo confusos y pueden obligar al jugador a dar muchas vueltas. Lejos de ser algo punible, me parece uno de los aspectos más acertados del juego: los puzles no solamente tienen que resolverse; identificarlos y comprender su funcionamiento es, a su vez, un rompecabezas. Cierto es que en algún momento he tenido la sensación de resolver una fase por suerte más que por habilidad – un nivel en unos túneles, por ejemplo – pero en líneas generales, el juego supone un buen desafío sin llevar a la frustración.
El terror bien construido
Sin embargo, lo que hace de Ikai un juego perfecto para Halloween es que da miedo de verdad. No se limita a hacernos caminar lentamente por escenarios oscuros acompañados del eco de nuestros pasos y a darnos sustos puntuales sin demasiado criterio. Ikai construye, a través de los elementos ya comentados – narrativa, ambientación, enemigos, puzles – una atmósfera de incomodidad y terror que envuelve al jugador y no lo abandona. Parece evidente, pero es conveniente recordar que es mucho más terrorífico recorrer un escenario durante 10 minutos sin ningún tipo de contacto con enemigos, pero sabiendo que existe la posibilidad real, en cualquier instante, de darnos de bruces contra un Yokai, que llevarnos un susto sin demasiado criterio haciendo aparecer un hombre ensangrentado de la nada.
Esto no quiere decir que Ikai no nos ofrezca sustos o escenas en que nos persiguen monstruos con la mandíbula desencajada. Simplemente que para llegar a ellos siempre hay un camino en el que la tensión va in crescendo, para desembocar en ese momento de caos frenético.
Completar Ikai nos puede llevar unas 3 horas, dependiendo de cuánto nos cueste resolver los puzles. Una vez completado podemos volver a recomenzarlo para conseguir toda la información sobre los Yokai, pero no es un aliciente demasiado interesante. En cualquier caso, Ikai explota al máximo sus mecánicas en estas tres horas, dejando un excelente sabor de boca.
Conclusión
Ikai es una excelente opción de juego de terror. El trabajo de diseño de niveles y enemigos conjugado con un potente apartado técnico en el que destaca el juego de luces y sombras y el apartado sonoro da como resultado una atmósfera oscura y tenebrosa perfecta para pasarlo ‘mal’ un rato. No es excesivamente largo y algunos puzles pueden ser algo obtusos, pero se trata de un juego notable que merece la pena probar. Además, está en oferta por Halloween.