Tiny Lands – Deluxe Edition: el doble de mundos, el doble de calma
Siempre que pienso en un juego chill y relajante me vienen a la mente las tres claves que debe cumplir para convertir un momento de calma en una experiencia especial: una música relajante, un gameplay tranquilo y una ambientación que rebose paz. Y Tiny Lands – Deluxe Edition, de la desarrolladora Hyper Three Studio, consige todo esto y más gracias a la gran cantidad de contenido que ofrece esta nueva edición.
Encuentra las diferencias y desconecta en el proceso
El gameplay de Tiny Lands Deluxe Edition se encapsula en encontrar las diferencias en 10 mundos diferentes. Esta edición amplía el contenido del juego original gracias a los DLCs, que añaden otros 10 niveles temáticos, sumando así más de 100 dioramas por descubrir. Con un menú muy sencillo y adecuado a la experiencia, accedemos a cada uno de los mundos. Cada uno de estos está compuesto por 10 dioramas, en los que deberemos encontrar 5 diferencias para completarlos. A medida que resolvemos las escenas, iremos ganando estrellas, las cuales nos permitirán desbloquear nuevos mundos para seguir explorando. La dificultad aumenta de forma progresiva, sobre todo en los DLCs, pero no por ello deja de ser un juego muy accesible. Y, algo que valoro bastante es que, si en algún momento te encuentras atascado, el ambiente creado por el juego te permite no tener prisa, tener paciencia y querer seguir observando los pequeños elementos hasta encontrar la siguiente diferencia. Es por eso que, aunque el juego exige ser muy observador, consigue plantear un desafío sin generar la frustración que a menudo conllevaría un juego de este tipo. Pero si al contrario eres una persona a la que le gustan los desafíos, esta edición contiene la expansión «The final challenge«, en la que diez dioramas mucho más grandes y con más elementos ponen a prueba la observación del más atento.
Así pues, su jugabilidad tiene un enfoque claramente mindful, con la que podremos conectar con el presente mientras la música y los dioramas nos transportan a mundos distintos con muchas curiosidades por explorar. Al hacer zoom y girar los dioramas, podremos ver los pequeños detalles que entrañan cada uno de los escenarios, siendo uno de los elementos que le da encanto a este juego. Aunque el gameplay es muy sencillo, ahí radica precisamente su fortaleza: logra ofrecernos un momento de paz, en el que el mundo se detiene, las preocupaciones del día a día se desvanecen, y simplemente disfrutamos de cada escenario y de todo lo que esconde.
Además, el juego incluye opciones que mejoran la inmersión y el confort del jugador: se puede alternar entre modo claro y oscuro en los menús, y también activar o desactivar la música y los efectos de sonido en cualquier momento, para que cada quien configure la experiencia a su manera.
Dioramas en los que los detalles cobran vida
Los dioramas en este juego son los pilares de la experiencia. No son simples escenarios, sino pequeños mundos detenidos en el tiempo: instantes cuidadosamente recreados que, acompañados por la música y los efectos sonoros, se convierten en verdaderos momentos para contemplar. Hay dioramas inspirados en la naturaleza, otros que parecen sacados directamente de una partida de Dungeons & Dragons, e incluso algunos más acogedores y temáticos. Si bien los mundos del juego base ya son visualmente encantadores, el contenido adicional de los DLCs añade aún más variedad: desde ambientes navideños, hasta interiores cozy y apetitosos dioramas de comida que invitan a quedarse un rato más observando.
La atención al detalle en cada uno de los escenarios es digna de mención, puesto que todos los elementos que los conforman hacen que se sientan vivos, dinámicos y muy cuidados. Ese nivel de mimo es lo que permite que el juego transmita tanta paz: porque cada escenario cuenta una pequeña historia, un momento concreto, donde todo parece estar sucediendo en presente continuo, como si los personajes estuvieran respirando y habitando ese espacio mientras tú como observador exploras la situación que acontece.
Toda una atmósfera de calma y paz
El arte de Tiny Lands – Deluxe Edition es simple y minimalista, pero al mismo tiempo detallado. Cada uno de los elementos que componen los escenarios contribuye a crear pequeños mundos aislados repletos de vida y situaciones que explorar y conocer. Su estética low poly y su paleta de colores, vibrante y rica en contrastes, se adapta a la temática de cada mundo, permitiendo que cada escenario transmita una atmósfera única, ya sea cálida y acogedora, misteriosa y nevada, o incluso ligeramente inquietante, dependiendo del caso. Gracias a esta variedad cromática y al uso de la iluminación, el juego consigue ofrecer mundos que, aunque comparten el mismo estilo, resultan visualmente distintos y estimulantes, ofreciendo experiencias para todos los gustos.
Con respecto al apartado sonoro, tanto la música como los efectos ambientales se integran a la perfección con los escenarios, redondeando la experiencia como un todo coherente. La música que acompaña a cada diorama es envolvente y relajante, pensada para acompañar mientras encontramos las diferencias. Asimismo, los efectos ambientales centrados en sonidos naturales (como el murmullo del agua, el canto de los pájaros o el crujido del fuego) enriquecen enormemente la experiencia sensorial. Como consejo, recomiendo encarecidamente jugar a este juego con auriculares (tal como sugiere el propio juego) para disfrutar de la experiencia Tiny Lands en su forma más inmersiva.
Conclusión
Tiny Lands – Deluxe Edition amplía la experiencia original, permitiéndonos vivir momentos de relajación y paz de una forma aún más completa. Con una jugabilidad muy sencilla, encontrar las diferencias nunca fue tan satisfactorio y reconfortante, gracias al cuidado y la dedicación con los que se han diseñado tanto los dioramas como la música que los acompaña. Esta edición solo me deja con más ganas del lanzamiento de Tiny Lands 2, pues estoy convencida de que nos ofrecerá nuevos mundos en los que poder desconectar y relajarnos tras la rutina diaria.
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