Oxide Room 104 – Un motel feliz

De todas las localizaciones donde ambientar un videojuego de terror o misterio, los moteles me producen un interés genuino. No sabría decir el porqué, quizás sea su mezcla de zonas abiertas y cerradas, y el juego (nunca mejor dicho) que todo eso da. Lo cierto es que me lo pasé en grande en su día de Parasite Eve 2 o el tramo opcional de Silent Hill, por lo que ya me imaginaba que iba a disfrutar bastante de este Oxide Room 104 del estudio granadino WildSphere. Sinceramente, ponerme al día con este título me ha sentado de maravilla.

Toc, Toc

Bien, ¿de qué va Oxide Room 104? Mathew (Matt) acaba de llegar al Night Soul Motel, un mensaje en tu móvil le dice que el trabajo ha salido mal, que recoja sus cosas del motel y se largue. Matt tira el móvil y entra en la recepción, en ese momento es asaltado por un hombre vestido con un mono naranja que lo deja inconsciente. Matt despierta en la bañera de la habitación 104 del motel, no sabe qué ha pasado, pero tiene que salir de allí. La 104 funciona a modo de tutorial y, nada más salir, Matt se ve asaltado por criaturas deformes de torsos desgarrados y retorcidos. Aquí es donde comienza esta macabra aventura. ¿El objetivo? Salir del motel.

A medida que Matt va avanzando por las habitaciones tendrá que ir resolviendo puzles para poder continuar. Algunas habitaciones contendrán, por supuesto, suministros y criaturas. El como afrontar las situaciones queda a nuestra elección. En total el motel tiene más de 37 habitaciones sin contar las zonas comunes y el exterior, por lo que descuida, vas a tener momentos que te van a poner contra las cuerdas. Si por casualidad (seguro) morimos, es donde empieza la gracia y el punto fuerte de Oxide Room 104.

Esta noche doy serrucho, serrucho, serrucho

Cuando Matt muere, despierta encadenado en una bañera mohosa en una habitación completamente distinta a las del motel. El sujeto de naranja, Doc, nos dará un discurso acerca de lo paquetes que somos y procederá a cortarnos una extremidad de la forma más gráfica y dolorosa posible. Caemos inconscientes por el dolor y despertamos en la 104, otra vez, pero algo ha cambiado. Primero que seguimos enteros, luego que las localizaciones presentan óxido, hay monstruos y trampas en otros sitios (y en mayor cantidad), alguna habitación a la que fuimos ya no está disponible sino que tenemos que ir a otra distinta, etc. En esencia, por cada intento fallido, la realidad del motel se vuelve cada vez más decadente y retorcida (al menos hasta que llegamos al punto donde lo hemos dejado), las rutas cambian y la dificultad crece bastante.

Podemos morir por varias causas, pero en general se reduce a desangrado o envenamiento, los cuales estarán provocados por los enemigos o el entorno. Una vez nos inducen ese estado (con un solo golpe, por cierto, nada de barras de vida) no hay marcha atrás, comienza una cuenta atrás y, o nos curamos con una venda o un remedio respectivamente, o caemos. Puede parecer sencillo, pero si os digo que tenemos un inventario de 6 huecos (ampliable a 9) y que en el inventario van tanto llaves como armas, remedios y objetos de puzle, la cosa se complica. ¿Hay baúl? Sí, dos o tres, así que nada de dejarte la curación atrás, porque no llegas, créeme. Además, como cada vez que morimos nos cortan una extremidad, obviamente contamos con 4 oportunidades antes de que Doc nos dé por perdidos y, bueno, Game Over.

Manicura a la altura del codo

A la hora de afrontar Oxide Room 104, uno podría pensar que estamos ante un Survival Horror y ya, pero como habrás podido comprobar, la vuelta de tuerca es bastante interesante. Al principio así lo afronté pero lo cierto es que, poco a poco y fallo tras fallo, el chip te va cambiando. Cada habitación es, por su definición, un Escape Room independiente. En todas tendremos algún desafío/puzle/combate que superar para conseguir la llave que nos lleva a la siguiente. Además el cambio de ruta hace que cada intento se sienta diferente, por lo que estamos ante un título que mezcla muy bien el Survival Horror con el Roguelite. Pero ojo, que el camino tampoco es estrictamente lineal, tendremos la posibilidad de visitar habitaciones «opcionales» donde habrá nuevos desafíos o trampas, la progresión del punto A al punto B es fija y algunas habitaciones son obligatorias, pero el cómo lleguemos a ellas puede variar.

Sobre la parte técnica, ¿qué se puede decir? La influencia ambiental de Silent Hill es evidente, con el espacio exterior neblinoso y los interiores decadentes y oxidados, que además le sienta de maravilla. El doblaje es de una calidad excelente, con el actor y locutor Sergi Carles (TodoJingles) poniendo la voz a Doc, ¡y madre mía qué personalidad y presencia le da! Jugablemente, el título funciona a la perfección, se ve de maravilla, va fluido, los controles son buenos e intuitivos. El gore, que lo hay y muy abundante, hará las delicias de los fans. Es que poca pega se puede poner aquí, porque se nota el cariño y el mimo que se le ha puesto a este juego en todas sus facetas.

Rejugabilidad por trozos (nunca mejor dicho)

Muy bien, tenemos un Survival Horror con mecánicas de cambios de ruta y dificultad ¿Dónde está la chicha? pues como te habrás podido imaginar, el juego cuenta con 4 finales distintos que dependen del número de extremidades que conservemos al terminar nuestro paso por el motel. Además, la historia se nos cuenta en formato de notas ¿qué es el motel? ¿quién son Doc y Evil? ¿qué ha pasado con Matt? ¿qué es Oxide? Para responder a todas estas preguntas (o intentarlo) y enterarnos bien de todo, tendremos que pasar por todas las habitaciones del motel. Lo cual implica hacer runs en una «realidad» concreta porque, sino, no podremos acceder de otra forma a según qué lugares.

Esto tiene su parte buena, su parte mala y su parte curiosa: La buena es que tenemos mucha rejugabilidad mediante esta forma tan inteligente de sacarle partido a una sola localización; la mala es que si queremos ser completistas en notas y finales, estamos obligados a pasarnos el juego en una determinada run, y si fallamos no hay vuelta atrás, tendríamos que provocar las muertes para reiniciar el juego hasta volver a esa «dificultad»; la curiosa es que, sorprendentemente, la ruta fácil es la primera, es decir, hacerlo perfecto y sin morir. Cuanto más fallamos, más se complica, por lo que es más fácil completarlo haciéndolo todo perfecto.

Esto último quizás tire para atrás algunos, porque la mecánica puede ser repetitiva y frustrante (morir porque no tienes vendas, o las tienes delante pero no puedes cogerlas porque tienes el inventario lleno fastidia, y mucho), pero oye, la tensión que produce despertar en la bañera de la 104 y saber que tienes que avanzar con muchísimo cuidado hasta el punto donde moriste es enorme, y aquí hemos venido a sufrir jugar.

Conclusión

Oxide Room 104 es el ejemplo perfecto de como retorcer las mecánicas del Survival Horror. Con una trama que se desarrolla en una sola localización, pero con suficientes elementos para hacerlo rejugable, una historia muy intrigante y unos personajes interesantes. Si te gusta el body-horror, la resolución de puzles y la tensión constante, este título es para ti. Por mi parte venía sin expectativas concretas y me ha dejado satisfecho no, lo siguiente. Dadle caña, lo merece.

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