Análisis de DISCOPUP: nuestra foca quiere colarse en una discoteca de perros
- Desarrollador / Editor: Parry Mechanics
- Género: Aventura narrativa surrealista
- Plataforma: PC (Steam)
- Idioma: Inglés
Una premisa tan rara como divertida
Después de muchos años jugando a videojuegos he visto cosas raras y premisas de lo más variopintas, y DISCOPUP diría que entra en la categoría de muy, muy raras. En esta aventura encarnaremos a una foca que quiere entrar en una discoteca exclusiva para perros. Y con eso ya lo sabes todo: tenemos a nuestra amiga la foca y una misión clara, colarnos en una discoteca para perros. Raro, oscuro y muy divertido.
El problema es que la disco cierra a las dos. Empezaremos cada partida a la una y cuarto y dispondremos de unos minutos para resolver el puzzle. No todas las acciones suman tiempo, pero todas las importantes sí. Y aquí es donde DISCOPUP enseña sus cartas: varios caminos para entrar, distintos finales y decisiones clave que deberemos tomar cada noche si queremos avanzar un poco más en el puzzle.
A todo esto hay que sumarle una buena variedad de objetos, pero nunca podremos tenerlos todos por culpa del tiempo. Algunos se conservarán entre partidas, facilitándonos ciertas tareas, así que nuestro objetivo será ir probando y combinándolos de la mejor manera posible para conseguir descifrar el rompecabezas.

Situaciones que parecen sketches
Como ya he dicho antes, la premisa es sencilla: conseguir entrar en la discoteca para perros siendo una foca, saltándonos la seguridad del garito. Podríais pensar en algo estilo sigilo, colarse disimuladamente, pero no. El objetivo es encontrar un disfraz lo suficientemente bueno para que el segurata nos deje pasar por la puerta principal. Durante tus andanzas te encontrarás con un hurón telépata que te reta a piedra, papel o tijeras, un cachorro vaquero al que no le tiembla el pulso y un ratón traumatizado. Y hay muchos más, cada cual más raro y estrafalario que el anterior. Todos parecen su propio sketch, pero siempre con ese deje oscuro y perturbador.
Lo primero, y mayor punto fuerte, es el tono. Este no es un indie que pretenda hacerte llorar o meterte en una historia sesuda y psicológica. Aquí se apuesta por el humor absurdo, personajes sacados de alguna alucinación derivada del consumo de narcóticos y una ambientación surrealista que más de una vez tiende hacia lo inquietante. Es como si alguien hubiera mezclado Animal Crossing con una historia de David Lynch, y pese a no ser muy largo, es de esos juegos que invitan a investigar y probar cosas nuevas.
El título es cortito y no quiero decir mucho para no desvelar nada, pero ya os digo que ha conseguido sorprenderme en cada sala y habitación, cada una más extraña y sorprendente que la anterior.
Jugabilidad sencilla pero con chispa
No es complicado de jugar, ya que el control se limita al movimiento, un par de botones para hablar y hacer acciones, y un inventario. Y es ahí donde está la gracia, porque actúa más como una aventura gráfica: dependiendo de los objetos que tengamos equipados, las acciones o respuestas variarán dentro de la misma noche. Parte de la magia está en probar combinaciones locas y ver cómo reaccionan los personajes. Tranquilos: no es un juego sesudo de puzzles enrevesados, es más de lógica y de atar cabos durante las sucesivas noches.

Visualmente, cumple con lo que propone: un estilo que abraza lo extraño, con personajes que parecen diseñados entre lo cartoon y lo incómodo. Técnicamente, no destaca, pero tampoco lo necesita; el carisma viene de lo raro, no de los polígonos. La música, por su parte, es el pegamento que mantiene el ambiente entre lo festivo y lo perturbador. No es una banda sonora que vayas a tararear, pero refuerza esa sensación de estar en un sitio donde nada termina de encajar.
El mayor mérito de DISCOPUP es que no se conforma con ser un meme jugable. Podría haberse quedado en la gracia del disfraz y la discoteca, pero decide ir un paso más allá y ofrecerte un viaje corto, extraño y con mucha personalidad.
Tenéis varios finales, como ya he dicho, y recomiendo echarle alguna pasada extra tras conseguir el primero. En mi opinión, parte de la gracia está en descubrir todos los finales y todas las sorpresas que el estudio tiene preparadas para nosotros.
DISCOPUP es un juego raro, oscuro y divertido, con una premisa absurda que sorprendentemente funciona. No es largo ni pretende ser profundo, pero logra algo que muchos indies no consiguen: dejar huella con su propuesta surrealista. Eso sí, el gran problema es que solo está en inglés, y entenderlo es indispensable para no perder su gracia. En definitiva, una experiencia corta, carismática y memorable, perfecta para quienes disfrutan de lo extraño y no tienen miedo de bailar con lo incómodo.
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